Fomentar la disciplina en nuestros hijos no es una tarea sencilla, ya que a veces nos aferramos a seguir haciendo lo que no nos funciona.
El valor de la disciplina será la clave para tener éxito en todas las etapas de la vida. Se adquiere dotando a nuestra persona de:
- orden
- responsabilidad
- eficacia y
- carácter.
Una persona disciplinada manifiesta responsabilidad para organizar su tiempo y está pendiente de cumplir con lo propuesto. Su palabra es sinónimo de garantía y credibilidad. La disciplina es un entrenamiento que corrige y forma hábitos y reglas que nos ayudan a tener éxito en las actividades que realizamos. La disciplina nos ayuda a conseguir nuestras metas.
Cuando se es disciplinado en las acciones cotidianas: con la familia, en el colegio y en el entorno social; no hace falta que alguien tenga que vigilarte, presionarte o controlarte.
Promover la disciplina en nuestros hijos es una prioridad, ya que con esto logramos niños que:
- no vean el compromiso como una carga,
- no se molesten cuando se les pide algo y
- desarrollen la capacidad de control para lograr sus deseos y metas.
El lograr establecer una disciplina efectiva requiere de estructura, firmeza, conocimiento, valores, sensibilidad y empatía entre otras cosas.
Se deben establecer reglas claras a nuestros hijos y fijar las consecuencias lógicas a cada uno de sus actos. Éstas son distintas para cada familia, según la estructura y valores de la misma.
La disciplina no consiste en regañar y castigar, por el contrario, el amor y el cariño generan respeto de los hijos hacia lo padres, lo que desarrolla un entorno familiar más saludable.
Educar no es fácil y a veces duele. Seamos disciplinados, inculquemos esa disciplina y lo serán nuestros hijos.
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