miércoles, 27 de noviembre de 2013

Vamos a la cama

Los padres cometemos fallos a la hora de acostar a nuestros hijos, para evitar dichas equivocaciones, aquí presentamos algunas pautas para ayudarnos a que nuestros peques se duerman como angelitos.

a.) Error:
Acostar demasiado tarde a los niños.

a.) Motivos:
- Llegamos tarde de trabajar y queremos estar un tiempo con ellos, para poder jugar juntos. En consecuencia, se acuestan tarde y sin un horario fijo para dormir.
- Un exceso de actividades programadas después del colegio o la guardería (deportes, clases de artes, idiomas, etc.) que hacen retrasar la llegada a la cama.
- Para evitar conflictos con ellos, los padres solemos alargar o retrasar la hora de llegar a la cama para que estén más cansados y caigan exhaustos.

a.) Solución:
Imponer horarios fijos para ir a la cama, tanto a la hora de la siesta como para acostarse por la noche. Y seamos cumplidores con dichos horarios.

No esperemos hasta que nuestros hijos se estén restregando los ojitos, bostezando y lloriqueando, porque a esas alturas probablemente ya estarán demasiado cansados y será demasiado tarde. Acostémoslos antes de que esto ocurra. Con 15 ó 20 minutos más de sueño ya se les nota la diferencia. 

Calculemos a qué horas se tienen que despertar y acostémoslos a la hora necesaria para que duerman lo suficiente

b.) Error:
Depender del movimiento.

b.) Motivos:
- Todos los padres hemos respirado aliviados al ver que nuestro bebé finalmente se dormía en su mecedora infantil, en la sillita de paseo o en su asiento del coche.

b.) Solución:
Usar el movimiento para calmar, tranquilizar, sosegar... y no para dormir al bebé.


c.) Error:
Demasiados estímulos en la cuna o en la cama.

c.) Motivos:
- Móviles giratorios con luces, sonidos y colores.
- Juguetes, peluches, cuentos y demás distracciones.

c.) Solución:
Oscurecer el cuarto y disminuir los ruidos a la hora de la siesta y por la noche.

Para que duerman al máximo, acostemos a los bebés y niños pequeños (que todavía son demasiado pequeños como para haber desarrollado miedos nocturnos) en cuartos casi completamente oscuros. Y si hay mucho ruido en habitaciones contiguas o en el ambiente, una solución podría ser encender un ventilador o una máquina de ruido blanco (hace sonidos como de interferencia en un televisor).

Para los niños mayores se puede dejar encendida una lucecita nocturna si tienen miedo a la oscuridad, pero no les permitamos ninguna forma de entretenimiento en la cama. 



d.) Error:
No llevar una rutina nocturna.

d.) Motivos:
- Podemos pensar que con un bebé pequeño no hace falta seguir una rutina nocturna antes de acostarlo, como bañarlo, leerle un cuento y cantarle una canción de cuna. Sin embargo, esta serie de actividades tranquilas y agradables antes de apagar las luces son muy importantes porque preparan a nuestros hijitos para dormirse.
- A veces los padres de niños más mayores abandonamos las antiguas rutinas nocturnas por creer erróneamente que nuestros niños están demasiado grandes para eso, o porque nosotros mismos estamos demasiado cansados para hacerlo. Pero la verdad es que hasta los adultos nos beneficiamos cuando nos acostumbramos a seguir una rutina que les ayuda a calmarse y relajarse por las noches.

d.) Solución:
Crear un ritual tranquilo.

No importa la edad de nuestro niño, lo importante es seguir una serie de pasos predecibles que le ayuden a relajarse al final del día. Para un bebé, la rutina podría ser simplemente cambiarle el pañal, ponerle el pijama y arrullarlo un ratito; con un niñito más grande, la rutina podría incluir un baño, leer un cuento, cantar una canción o rezar.

El ritual ideal para cada uno será el que uno elija: Lo que importa es hacerlo con constancia, en el mismo lugar, en el mismo orden y más o menos a la misma hora todas las noches.

e.) Error: Falta de constancia para poner en práctica el método para dormir a nuestros niños.

e.) Motivos:
- No llevar a cabo la rutina diaria porque es fin de semana, porque los niños han tenido un acontecimiento familiar o social diferente y ya es tarde, o cualquier otro imprevisto que se nos ocurra.
- Porque los niños se nos han dormido en el sofá o de camino a casa mientras íbamos en el coche.

e.) Solución:
Ser constante y perseverante con las rutinas y si por circunstancias nos las saltamos algún día que el niño entienda porqué lo hemos hecho. Explicándoles que es un hecho extraordinario y que no va a suceder todos los días. 

La constancia en las rutinas hacen que los niños se sientan seguros y de ese modo aprenden fácilmente cómo tienen que hacer las cosas. 

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