Las características típicas del niño mimado no se dan exactamente igual en cada pequeño, pero hay algunas que son muy claras. Si tu hijo es mayor de 30 meses y reúne más de cinco de las siguientes afirmaciones, conviene que reflexiones sobre cómo le estás educando y que te propongas variar tus directrices, aunque te cueste decirle que no o verle llorar.
– Llora muy a menudo y con llantos desproporcionados al percance ocurrido, para acaparar la atención de los adultos y para lograr salirse siempre con la suya.
– Se pasa el día pidiéndote cosas, exigiéndote y "obligándote" a hacer cosas que ya sabe y puede hacer él.
– Se expresa en tono quejumbroso, en vez de hablar normal.
– Te cuesta mucho contentarle. Aunque le des lo que quiere, nunca parece estar realmente satisfecho.
– Es incapaz de entretenerse solo. Necesita que le dediques tiempo y atención, porque sin ti no sabe qué hacer.
– No tolera los "noes" ni acepta las prohibiciones. Ante cualquier negativa tuya se altera, se pone a llorar enrabietado y calmarlo te cuesta un triunfo.
– Muchas veces accedes a sus deseos, aunque al principio le has dicho que no.
– Se frustra en cuanto se equivoca en cualquier tontería.
– A menudo te sientes triste e impotenete, porque no sabes cómo tratarle.
– No tiene demasiados amigos, porque siempre acaba regañando con ellos.
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