Mi mamá es esa señora que lleva en el bolso un pañuelo con mis mocos, un paquete de toallitas, un chupete, babero y un pañal de emergencia.
Mi mamá es ese cohete tan rápido que va por la casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo.
Mi mamá es esa malabarista que pone la lavadora con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato con la otra mano para que salga a la terraza sosteniendo el correo con la barbilla y apartándome del cubo de la basura con el pie.
Mi mamá es esa maga que puede hacer desaparecer las lágrimas de mi cara con un solo beso.
Mi mamá es esa taekowdista forzuda capaz de hacer una llave a cualquiera por defender a sus criaturas de 0 a 50 años y coger en un solo brazo mis 15 kilos de peso mientras con el otro empuja el carro lleno de compras para la cena.
Mi mamá es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo de 0 a 100 para evitar que me descuerne por las escaleras.
Mi mamá es esa señora con el pelo de dos colores que siempre dice que, en cuanto tenga un huequito, irá a teñirse a la pelu.
Mi mamá es esa cuentacuentos que lee e inventa las historias más divertidas sólo para mí.
Mi mamá es esa chef que es capaz de hacerme una cena riquísima con dos tonterías que quedaban en la nevera porque se le olvidó comprar porque estaba terminando de coser mi disfraz para el festival de fin de curso, aunque ella se quede sin cenar.
Mi mamá es ese médico que sabe con sólo mirarme si tengo fiebre, cuánta y lo que tiene que hacer para que me ponga bueno sin utilizar ningún libro de pócimas mágicas.
Mi mamá es esa economista capaz de ponerse la ropa de hace cientos de años para que yo vaya bien guapo.
Mi mamá es esa cantante que todas las noches canta la canción más dulce mientras me acuna un ratito.
Mi mamá es esa payasa que hace que me tronche de risa con sólo mover la cara.
Mi mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las cuatro de la mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme el pañal, darme el jarabe para la tos, un poco de agua, ponerme el chupete, todo a oscuras y sin despertarse.
Mi mamá es aquella mujer que jamás se dio cuenta de que envejecía viéndome a mí y a mis hermanos realizarnos personal y profesionalmente, que llora de noche pensando en que ya tenemos alas y dentro de poco dejaremos el nido del hogar para buscar el nuestro propio y que sonríe de día viendo que no tenemos remordimientos en dejarla porque ella se siente feliz sabiendo que nosotros lo somos.
¿La ves? Mi mamá es aquélla, la más guapa, la que siempre sonríe aunque yo nunca la escuche cuando me dice que cruce la carretera con cuidado cuando voy a comprar chuches, aunque yo nunca la escuche cuando me dice que tenga cuidado cuando me subo a los columpios del parque, aunque yo nunca la escuche cuando me pregunta a dónde voy cuando salgo y con quién voy y ni siquiera la conteste, aunque yo nunca la escuche cuando la veo cansada y agobiada por los problemas de la casa, por sus problemas en el trabajo, por sus problemas con papá, aunque yo nunca la escuche cuando me dice que no fume, que no me acueste tarde por las noches, que deje de jugar a videojuegos y me ponga a estudiar para que tenga una buena vida cuando sea mayor, porque yo soy demasiado importante como para escuchar a mi madre que todo lo ha dado por mí.
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