El cáncer de mama es el tumor más frecuente en la población femenina tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo. Aunque la incidencia en España es menor que en EE.UU, Canadá o algunos países de nuestro entorno, como Francia, se diagnostican unos 26.000 casos al año y se estima que 1 de cada 8 mujeres padecerá cáncer de mama a lo largo de su vida.
Un diagnóstico precoz o el análisis genético son herramientas eficaces para tratar y prevenir la enfermedad.
Un programa genético individual y único
Actualmente, sabemos que todos los tipos de cáncer se deben a alteraciones en el material genético. El 80% o 90% de los casos ocurren de forma espontánea, pero algunas de estas alteraciones son de carácter hereditario. De hecho, de un 5% a un 10% de los casos de cáncer de mama, ocurren en mujeres con antecedentes familiares. “Si existe una historia familiar de cáncer de mama es conveniente que se pida consejo genético para determinar si se asocia con una mutación genética”, recomiendan desde las asociaciones contra el cáncer.
Por otro lado, hay casos de cáncer, generalmente de aparición a partir de los 50-55 años y sin que la historia familiar sea demasiado llamativa, en los que se ha de tener en cuenta el carácter multifactorial. Aquí se deben investigar tanto factores genéticos como factores dependientes de hábitos y estilo de vida.
El médico genetista Dr. José Ignacio Lao y el centro Genomics Genetics International (GGI), han sido los primeros en desarrollar un programa genético centrado en la mujer, aplicado a la medicina preventiva que ofrece una herramienta única de diagnóstico, tratamiento y estrategia de prevención.
El Programa está diseñado para detectar qué combinaciones genéticas tenemos a nivel de sistemas de protección y para conocer nuestro potencial defensivo frente a los diferentes agentes inductores de tumores. El análisis de estos datos, junto a los datos clínicos, permite diseñar una estrategia de prevención. Y en el caso de la manifestación de la enfermedad, crear un protocolo de tratamiento altamente individualizado y objetivo.
A partir de una pequeña muestra de saliva, los técnicos extraen el ADN contenido en las células.
La información genética obtenida es analizada por el genetista, que hace una interpretación teniendo en cuenta los genes, la interacción entre ellos y los factores externos, es decir, el estilo de vida. Solo así se puede ofrecer un diagnóstico clínico individualizado, preventivo y útil.
Reducir el riesgo con cambios en el estilo de vida
Ante el cáncer de mama, el perfil hormonal o los antecedentes familiares son algunos de los factores de riesgo inevitables, pero hay otros que sí pueden corregirse como evitar el sobrepeso y la obesidad aplicando actividad física y una alimentación equilibrada. De hecho, cada mujer puede reducir su riesgo de forma individual con pequeños cambios en su estilo de vida.
Además, conviene recordar que, actualmente, la supervivencia global a los 5 años del diagnóstico de este tumor es del 82,8% en nuestro país (Eurocare-5), por encima de la media europea y similar a los países con las mejores cifras de supervivencia.