Es frecuente que los niños, especialmente los menores de cinco años, tengan diarreas agudas debido a infecciones que en un 80% están causadas por virus y, en menor medida, por bacterias o parásitos. Los probióticos son generalmente bien tolerados y se pueden administrar a niños. De modo que algunas de sus múltiples indicaciones, como prevenir y tratar la diarrea, nos serán muy útiles durante la infancia.
¿Cómo reconocer una diarrea infecciosa?
La aparición de una diarrea de origen infeccioso aumenta el número de deposiciones y ablanda su consistencia, además de que es frecuente que pueda acompañarse de náuseas, vómitos, fiebre o dolor abdominal y existe un riesgo considerable de deshidratación.
Los niños son muy sensibles a la pérdida de líquidos y sales minerales. Cuando se deshidratan muestran ciertos cambios de comportamiento como somnolencia o irritación. También puede aparecer enfriamiento de la piel, ausencia de lágrimas al llorar, la boca o lengua pegajosa, los ojos hundidos o disminución de la cantidad de orina…
La hidratación oral es fundamental en las primeras horas del proceso diarreico. Por ello, si se detecta una posible deshidratación, es necesario acudir al pediatra para que pueda valorar la administración de una terapia para rehidratar al niño.
Podemos ayudar a tratarla cuidando la alimentación, estando atentos al riesgo de deshidratación y contemplando la posibilidad de administrar probióticos que aminoran los síntomas y equilibran la composición de la flora intestinal castigada durante esta fase.
¿Qué aportan los probióticos?
No todos tienen la misma eficacia, ni están indicados para las mismas dolencias. En el caso de la levadura viva Saccharomyces boulardii, principio activo del medicamento probiótico Ultra Levura 50 mg, se ha demostrado que está especialmente indicada en el tratamiento de la diarrea aguda y en la regeneración de la flora intestinal.
Además, no contiene gluten, ni proteína de la leche de vaca y se ha confirmado que es efectiva en el tratamiento y la prevención de la diarrea infantil asociada al consumo de antibióticos.
Controlar la dieta
Para restablecer el equilibrio de la flora intestinal se recomienda una dieta blanda, que puede contener carnes y pescados blancos; patatas, zanahoria y arroz, pan blanco; plátano, manzana o
membrillo entre otros alimentos permitidos y para favorecer la recuperación podemos utilizar técnicas culinarias específicas: cocciones suaves (hervido, horno o plancha) y largas. El pan, mejor tomarlo tostado y la comida servirla a temperatura ambiente. No se recomienda eliminar la lactancia materna mientras dura el proceso diarreico.
Para finalizar, conviene tener en cuenta que, a pesar de la buena tolerabilidad de los probióticos, al igual que con otros preparados, es necesario contemplar la hipersensibilidad de cada niño a cualquiera de los componentes del producto y antes de su toma es recomendable consultar con el pediatra.