Se ha hablado muy poco de este gran gesto de deportividad.
En el cross de la localidad navarra de Burlada, sucedió un hecho el pasado domingo 2 de diciembre que nos ayuda a seguir creyendo en los valores del deporte.
El atleta keniano, Abel Mutai, medalla de oro de los 3.000 obstáculos hace cuatro meses en Londres, estaba a punto de ganar la prueba cuando, al entrar en una pista donde estaba la meta se creyó que ya había llegado , aflojó totalmente el paso y, relajado, comenzó a saludar al público creyendo vencedor.Detrás venía, Iván Fernández Anaya, que al ver que se equivocaba y se paraba una decena de metros antes de la pancarta, no quiso aprovechar la ocasión para acelerar y ganar. Se quedó a su espalda, y gesticulando para que la entendiera y casi empujándolo, llevó al keniano hasta la meta, dejándolo pasar por delante.
Estaría bien explicarlo a los niños, para que no piensen que el deporte es únicamente lo que ven por la tele: patadas violentas a raudales, declaraciones groseras, dedos en los ojos de los contrarios... Un verdadero gesto de Grandeza de Iván.
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