Nuestra labor como padres es educar a nuestros hijos teniendo en cuenta los futuros retos con los que se irán encontrando a lo largo de su vida. Para ello es aconsejable fomentar su capacidad creativa para que puedan enfrentarse ante los acontecimientos de forma resolutiva.
Para poder educar una mente creativa, nosotros también debemos haber promovido nuestra propia creatividad. Si aun no lo hemos hecho, estamos a tiempo.
Aquí van algunas ideas de cómo hacerlo:
1. Volvamos a ser niños. Preguntémonos qué es lo que hacíamos con, por ejemplo, 5 años cuando éramos libres para usar la imaginación. Observemos a los más pequeños. ¿qué hacen en situaciones no estructuradas?
2. Juguemos. Experimentemos libremente, sin metas ni resultados concretos. Divirtámonos con algunos juguetes, con pinturas, plastilina, ceras… Demos rienda a nuestra fantasía y saquemos nuestros instintos creativos para llegar a nuestro “niño interior”.
3. No escuchemos nuestra crítica negativa interior: “no soy capaz de pintar, lo hago fatal…” y convirtamos nuestro diálogo interior en positivo: “qué divertido es dibujar, es fácil cantar…”. Observemos los resultados.
4. Hagamos un “estudio” de la creatividad. Intentemos observar a las personas creativas en su entorno. Miremos su comportamiento y estudiémosles de cerca. Descubramos las estrategias asociadas a la creatividad y comencemos a modelar nuestro propio proceso creativo partiendo de los aspectos de la gente creativa.
5. Busquemos siempre nuevas cosas. Intentemos hacer algo fuera de lo cotidiano, nuevas tácticas para resolver viejos problemas fomentando así nuestra creatividad. Busquemos nuevas experiencias que nos obliguen a desplegar nuestra mente y nuestras emociones. Pongámonos nuevos desafíos como ponerse en contacto con gente nueva y distinta a nosotros mismos.
6. Démonos un momento de relax al día. Tomemos un respiro para llegar a nosotros mismos.
7. Sintámonos orgullosos de nuestras creaciones. Hablamos a nuestros pequeños de nuestras obras creativas.
8. Hagamos de la creatividad una parte normal y enriquecedora de nuestra vida diaria.