martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz 2014

Caracol Miricol y todos sus pequeños amiguitos os deseamos un Feliz Año Nuevo 2014.

12 uvas, 12 deseos, 12 nuevos meses de 2014 llenos de ilusión, diversión, creatividad y mucha alegría.



Poesía: La hormiga cojita

Rota la patita,
sin poder andar,
la pobre hormiguita
se puso
a llorar:

- ¡A ver cómo voy,
cojita que estoy...!
La oyó un caracol:
- No llore, Señora,
la llevo yo...

A ochenta por hora
pasó una tortuga:
- ¡Suba, suba suba...!
Pero un gorrión
la cogió en su pico
y se la llevó...

Así es como fue
la pobre hormiguita cojita
volando a Belén.



















Autor: J. González Estrada

Feliz cena de NocheVieja


lunes, 30 de diciembre de 2013

Quién dijo miedo

¿Cómo podemos ayudar a superar los miedos de nuestros niños?

a) El primer miedo que se manifiesta en el bebé es alrededor de los 9 meses. A esta edad, empieza a extrañar a sus adultos de referencia cuando no están cerca y no quiere abandonar los brazos de papá y de mamá para quedarse con otra persona, que aunque la haya visto antes, probablemente no la recuerde.

b) Hablar con personas desconocidas es un riesgo, que el niño debe aprender, pero evitando que aumenten sus miedos, transmitiéndole siempre confianza y seguridad. Enseñándole a ser precavido y a no aceptar objetos, caramelos o invitaciones de extraños.

Educación positiva:
Respetemos el miedo del niño y no le menospreciemos por tener miedo, diciéndole que es un miedoso... Elogiemos sus avances aunque sean mínimos y así le ayudaremos a ser cada día un poco más valiente. Para evitar que nuestro bebé manifieste un acusado miedo a la separación de nosotros, sus padres; desde los 6 meses fomentemos el contacto con familiares y otras personas, para que cuando llegue el momento esté familiarizado con otras personas.


1. Miedo a la separación

Generalmente, se focaliza en la figura de la madre y tiene lugar al inicio de la escuela infantil o del colegio o debido a un divorcio. Este miedo surge cuando el niño sufre al ser separado de las personas a las que está afectivamente unido, sobre todo, de su madre.

Con la verdad por delante. Informemos a nuestro hijo con naturalidad sobre lo que está pasando, le ayudará mucho a superar su miedo. Es mejor para él hablarle abiertamente de que papá o mamá vendrá el fin de semana para jugar con él o a recogerle a la salida del cole, con un lenguaje claro y sencillo, que él pueda entender, que mentirle o disfrazarle la realidad, que en ocasiones puede alimentar más sus miedos que transmitirle tranquilidad.

2. Miedo a los cambios

Los hábitos y las rutinas aportan seguridad a los niños y bebés y, por tanto, un cambio de casa, de colegio, de cultura, de país, de amigos.... puede convertirse en una pesadilla para el niño. Para evitar que los cambios produzcan miedo en el niño, hay que anticiparse y contarle qué va a ocurrir, de esta manera, el niño podrá prepararse psicológicamente para la nueva situación. Es importante que se le hable del nuevo cambio con optimismo y esperanza hacia una situación mejor.

Hemos de preparar a nuestro hijo para lo que vendrá. Para evitar que los cambios produzcan miedo en el niño.

3. Miedo a la oscuridad

Evitemos que el niño sufra experiencias negativas y repentinas, podemos colocar en su dormitorio una pequeña luz encendida o un piloto luminoso para que pueda ver y su habitación nunca esté a oscuras del todo. Uno de cada tres niños teme a la oscuridad.

Tengamos en cuenta que este miedo a la oscuridad puede surgir a partir una mala explicación de cuentos de monstruos, o a partir de pesadillas y situaciones imaginarias. Por este motivo, seleccionemos películas y programas infantiles adecuados a su edad y escojamos lecturas apropiadas.

4. Miedo a los truenos y a las tormentas

Las tormentas y el ruido de los truenos que, en muchas escenas de ficción, están asociadas a relatos de miedo pueden hacer crecer el miedo de los niños a estos fenómenos naturales.

Evitemos sobreproteger a nuestro hijo. Para acostumbrar al niño a los truenos y a las tormentas, acerquémosle desde pequeño a la ventana cuando llueva para que vea los truenos y  relámpagos como algo natural y normal relacionado con el mal tiempo. Le tendremos que explicar que se trata de un fenómeno natural pasajero, que no le hará ningún daño. Aprender a enfrentarse a los problemas desde pequeño, le convertirá en una persona independiente y con recursos propios para afrontar las complicaciones.

5. Miedo a los animales

La vida en las ciudades hace menos frecuente el contacto con animales, de manera que es normal que los animales, por desconocidos, causen miedo en los niños.

Mantengamos la calma en situaciones de estrés. Evitemos transmitirle el miedo a nuestro hijo o que nos vean estresados o temerosos ante la presencia de un animal. Conviene familiarizar a los niños con los animales desde que son pequeños. Enseñarles a respetarles y a cuidarles es fundamental para alejar su miedo. No obstante, y siempre con naturalidad, debemos advertir al niño del peligro que puede correr si se acerca a un animal desconocido. En este caso, siempre conviene guardar la distancia.

6. Miedos escolares

Son muchos los miedos que giran en torno al colegio. En los niños más pequeños es común la ansiedad anticipatoria o el miedo en los momentos previos a la llegada al colegio y en los niños más mayores aparecen otros como el miedo al fracaso escolar y al castigo, el miedo social ante actividades que deben realizarse en público como leer, exponer un trabajo... y el miedo al malestar físico.

Fomentemos la resolución de problemas por parte del niño. Debido a que los niños pasan la mayor parte de su tiempo en el colegio ayudarles a construir una sólida autoestima, que les proporcione seguridad en sí mismos, es lo más recomendable que podemos hacer los padres. Evitando que siempre recurra a nosotros para obtener una solución, porque estaremos impidiendo que desarrolle su autonomía e independencia.

7. Miedos nocturnos

La mayoría de los miedos nocturnos están relacionados con otros miedos; como por ejemplo el miedo a la oscuridad, a la soledad, a la separación, a los sueños y pesadillas... Cuando el problema reside en la dificultad del niño para dormirse sólo conviene encontrar la causa real de su miedo para desmontarlo poco a poco.

Restemos importancia a los miedos y temores de nuestro hijo. En ocasiones, conviene desdramatizar para desmontar el miedo del niño. Conviene recordar al niño que sus miedos son normales y que forman parte de su desarrollo.

8. Miedo al daño físico

Saltar de un trampolín, ir a demasiada velocidad en la bicicleta... puede suponer un riesgo para la integridad física de los niños. Algunos pueden dejar incluso de hacer algunas actividades deportivas por miedo al daño y al dolor debido a las faltas personales o entradas en el terreno de juego.

Potenciemos la valentía del niño. Animándole a realizar el deporte o la actividad física que le gusta, para que se vaya enfrentando poco a poco a situaciones que le provocan temor. Subraya sus comportamientos valerosos.

9. Miedo a la muerte

Una experiencia negativa en torno a la pérdida de un ser querido puede desencadenar el miedo a la muerte en el niño, por no saber qué nos espera más allá de la vida.

Disimulemos nuestros temores. Muchas personas prefieren no pensar en este tema, pero recordemos que los niños aprenden por imitación y nuestro hijo podría desarrollar fobias sólo porque las tenemos nosotros.

martes, 24 de diciembre de 2013

Enseñar a nuestros hijos a ser responsables

La responsabilidad es la habilidad para responder. Se trata de la capacidad para decidir dentro de los límites de las normas sociales y de las expectativas comúnmente aceptadas. Se dice que un niño es responsable cuando sus actos coordinan, de forma creativa, sus propios objetivos con las necesidades de los demás.

Nosotros, como padres, enseñamos a nuestros hijos a ser responsables, asignándoles ciertas obligaciones desde bien pequeños, acordes a la edad y capacidad de cada uno de ellos. Es importante que no volvamos a hacernos cargo de las tareas encomendadas a nuestros hijos, ya que, el sentido de la responsabilidad, ayuda a fomentar y a reforzar su autoestima y la autonomía, haciendo que cosechen éxitos cada vez con mayor frecuencia, beneficiándose de las consecuencias positivas de esos éxitos.


¿Cómo enseñarles a ser responsables?:

1. Desarrollar la sensación de poder del niño. Cuando se tiene sensación de poder se poseen los recursos, oportunidades y capacidades necesarias para influir sobre las circunstancias de la propia vida.

2. Ayudarles a tomar decisiones. Los niños que han aprendido a ser responsables, toman mejores decisiones que los que no han aprendido a serlo.

3. Establecer normas y límites y ser coherentes. Las normas y los límites dan a los niños mucha seguridad, lo que hace que actúen de forma más ordenada. Si no existen normas claras y evidentes, no hay manera de ser coherente. Los niños necesitan normas y límites claros para que conozcan lo que está marcado previamente (horarios, actividades…) y puedan discriminar qué es lo que se le permite y qué es lo que no. Además, tienen que conocer las consecuencias de no cumplir las reglas.

4. Utilizar tareas y obligaciones para crear responsabilidad. Hay que concretar, es decir, especificar cómo, cuándo y quién debe hacerlas. Esto desarrolla la capacidad de organización y los propios recursos.

5. No ser arbitrario. Aclarar lo que queremos, comunicar estas expectativas de forma sencilla y directa, y concretar cuáles son las consecuencias esperables si el niño actúa en consonancia o no con esas expectativas.

6. Dar recompensas por ser responsable. Recompensa es aquello que el niño valora, desea o necesita. Los niños a los que se recompensa (recompensas de orden material y, sobre todo, no material) por ser responsables van desarrollando gradualmente la conciencia de que la responsabilidad y los buenos sentimientos están relacionados; y, con el tiempo, disminuye su necesidad de recompensas externas.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Seamos como niños

Puedes ser un niño con 30, con 50 ó con 75 años, si tu espíritu se mantiene libre y feliz como el de un niño, la edad no importa.


lunes, 16 de diciembre de 2013

Los niños son lo más grande

¡¡¡Los niños son lo más grande!!!
A mí me enseñan cada día
Me dan una lección cuando menos me lo espero
¡De ellos aprendo tanto!
Ven siempre lo importante
Y lo demás ni lo ven ni lo entienden
Las excusas, las tonterías, los disimulos
En cambio ven más allá,
Sin prejuicios.
No sé explicarlo mejor...
No saben de rencores,
ni tienen memoria para seguir enfadados contigo ni 2 minutos, aunque acabes de reñirles,
Sólo quieren un beso cuando se sienten culpables, y una sonrisa cuando creen que no saben hacer algo, para ser capaces de hacer lo que sea y mucho más.
¡¡¡Los niños son lo más grande!!!


Autora: Yolanda De Orúe Sabau


Niños consumidores responsables

Una de las tareas como padres es preparar a nuestros hijos a consumir de manera responsable y juiciosa. Es esencial que les inculquemos desde pequeñitos a saber valorar las cosas en su justa medida.

El consumo responsable es una de las cosas importantes que hay que enseñar a los niños y abarca tantos aspectos de la vida, que es fundamental que lo aprendan bien, y más en los tiempos que corren.

En la situación de crisis en la que nos encontramos, y dado que no sabemos cómo será nuestro futuro, los niños han de aprender que el ahorro y el consumo responsable les ayudarán a vivir mejor.

La clave está en comprar solamente lo que necesitamos, resaltando los efectos positivos de esta actitud moderada y los negativos del consumismo exacerbado.


Pongamos fin a las compras indiscriminadas y sin sentido. Los niños no requieren de demasiadas cosas materiales, y no les hacemos ningún favor si se las ofrecemos por el simple hecho de que nos las pidan. 

A la hora de educar a un niño en el ahorro y en la compra positiva, es importante que se dé cuenta de que las cosas tienen un valor. De esta forma, controlando su afán de poseer, le estaremos enseñando a tener una actitud solidaria y generosa, a ser capaz de controlar sus impulsos y deseos, y a soportar mejor cualquier carencia o revés de la vida. Por el contrario, comprar a un niño todo lo que quiere a cada momento les termina por cansar y les genera insatisfacción.

Desde que cumple los dos años de edad, el niño pedirá insistentemente todo lo que se le antoje. Es ahora cuando los padres debemos ser firmes, armarnos de paciencia y soportar los berrinches, que pasarán pronto.

El niño entenderá que no puede tener todo lo que desea (lo cual no es malo, más bien todo lo contrario). Conviene dejar los regalos para momentos especiales, como su cumpleaños o el día de los Reyes Magos. Cuando crezca un poco, aprenderá la diferencia entre consumo y consumismo.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Sigamos nuestro instinto


Diversincole: El Campamento Urbano más molón

¡¡¡Aún estáis a tiempo!!!... Para los padres rezagados... todavía quedan plazas libres para que nuestros niños vayan al Campamento Urbano más fantástico y educativo de Chamberí.

Con la garantía de que nuestros hijos estarán en manos de psicólogas expertas en la infancia y familia. Y sobre todo porque no habrá un segundo sin diversión.

La semana del 23 al 27 de diciembre y la semana del 30 de diciembre al 3 de enero.

Si se contacta ahora o a lo largo de este fin de semana para reservar, haremos un 20% de descuento.

Una oportunidad única, un auténtico regalo de Navidad para nuestros peques: pasárselo bomba durante las vacaciones navideñas.


martes, 10 de diciembre de 2013

lunes, 9 de diciembre de 2013

No controles su forma de jugar

El exceso de control sobre el juego aleja a los niños de sus madres.

El exceso de control materno sobre el contenido y el ritmo del juego de los hijos pequeños afecta negativamente a la relación entre hijos y madres, ha revelado un estudio.
Esta influencia puede contrarrestarse con el cariño, pero aún así los científicos recomiendan que, para favorecer el desarrollo infantil, las madres limiten cuidadosamente sus intervenciones cuando los niños están jugando. Según ellos, los pequeños florecen cuando tienen oportunidades de tomar sus propias decisiones, sobre todo en situaciones de juego.

Los investigadores han evaluado durante mucho tiempo el papel que juegan los padres en el desarrollo de sus hijos. Ahora, científicos de la Universidad de Missouri-Columbia (en Estados Unidos) han constatado que la medida en que las madres tratan de controlar el contenido y el ritmo del juego de sus hijos pequeños varía en función de las edades de los niños y del origen étnico de las madres.

Por otra parte, el estudio ha revelado que cuanto mayor sea la tendencia de las madres a controlar el juego de sus hijos, menos interconectados se sienten los niños con ellas y mayor número de emociones negativas muestran los pequeños hacia sus madres. Los resultados de esta investigación han aparecido publicados en la revista Parenting: Science and Practice. "Los niños florecen cuando tienen oportunidades de tomar decisiones acerca de lo que hacen, sobre todo en situaciones de juego", explica Jean Ispa, autora principal del estudio y profesora de desarrollo humano y de estudios familiares de la Universidad de Missouri-Columbia, en un comunicado de dicha Universidad. "Las madres que son altamente controladoras no permiten ese tipo de elección. En nuestro estudio, cuando los niños estaban jugando, las madres más controladoras tomaban decisiones sobre cómo jugar, a qué jugar o el ritmo del juego".

Por ejemplo, durante el juego con su hijo, una madre demasiado controladora señala a éste que debe meter una vaca de juguete en un establo de plástico a través de la puerta del establo, en lugar de a través de la ventana. O si un niño está jugando con un juego de cocina, la madre no le deja tocar los quemadores de juguete. A menudo, las mujeres piensan que este tipo de correcciones ayudan a sus hijos, pero en realidad estas actitudes limitan la creatividad de los niños y, posiblemente, hacen que a los niños no les guste estar con sus madres, añade Ispa.


En cuanto a las etnias estudiadas, en general se observó “que las madres europeo-americanas eran menos controladoras que las madres afroamericanas y que las mexicanas ", señala Ispa. "Cuando los niños tenían sólo un año de edad, como media fueron las afroamericanas las madres más controladoras, seguidas por las mexicanas y las europeo-americanas. A medida la edad de los niños aumentaba, las madres de todos los grupos étnicos mostraron un menor control sobre el juego de sus hijos".

El cariño amortigua el exceso de control

En las situaciones en que las madres se mostraron muy controladoras durante el juego, los niños expresaron una relación menos positiva con ellas y otros sentimientos negativos hacia sus madres, afirma Ispa. Los investigadores también evaluaron lo cariñosas que eran las madres con sus hijos y se constató que altos niveles de afectividad podían reducir los efectos negativos del exceso de control.

"Incluso si las madres eran muy controladoras, si además eran cariñosas, los efectos negativos del exceso de control disminuían en todos los grupos étnicos analizados", añade la investigadora. Por el contrario, “si las madres eran demasiado críticas con sus hijos, estos efectos negativos aumentaban".

Los científicos recomiendan que, para favorecer el desarrollo de los hijos, las madres les muestren afecto y apoyen sus juegos, limitando cuidadosamente sus intervenciones en estos.

"Sabemos que los niños, independientemente de la cultura, necesitan sentirse amados”, explica Ispa. "Los niños captan el sentido de lo que sus madres intentan hacer, así que si una madre es muy controladora, pero en general es una persona muy cálida, el niño siente que ella lo hace todo porque se preocupa por él, y que está tratando de hacer lo mejor para él. En cambio, si esa afectividad no está presente, entonces el niño sentirá, simplemente, que la madre está tratando de controlarlo y rechazará sus actitudes".

En su investigación, Ispa y sus colaboradores utilizaron grabaciones en vídeo para analizar a parejas de madres e hijos interactuando en entornos de juego cuando los niños tenían 1, 2, 3 y 5 años. Las madres y niños analizados habían participado en el estudio Early Head Start, un programa nacional diseñado para ayudar al desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños de familias de bajos ingresos.

Fuente: Tendencias21

Chiquitareas

Los niños y niñas pequeños necesitan sentirse útiles e integrados en el entorno familiar, y una manera de hacerlo es dándoles responsabilidades y tareas en el hogar, acordes a su edad. Realmente TODOS necesitamos sentirnos útiles como parte del desarrollo de nuestra autoestima y valoración personal, y esto no es diferente en el caso de los más pequeños de casa.

Las chiquitareas son dar pequeñas labores y tareas a los más peques del hogar. Este tipo de distribución de las labores domésticas trae consigo grandes ventajas al interior de la familia:

1.) Fomenta la corresponsabilidad y la igualdad, despojando de roles preconcebidos a niños y niñas, haciéndolos desde pequeños copartícipes de las responsabilidades del hogar sin diferencia de género.
Esto es algo innato en los peques, pero que nosotros los adultos vamos "reformando"; ¿acaso no has visto nunca a un niño cogiendo la fregona o la mopa o el trapo para hacer las cosas que ve que se hacen en casa? Pues si desde pequeños entienden que no son cosas de género, que es válido ayudar a limpiar porque la casa es de todos, entenderán lo valioso que es el trabajo del hogar y las labores de cuidado.

2.) Ayuda a la conciliación, ya que con el tiempo, como ayudar se convertirá en un hábito, llegará el momento en que las cargas de la casa estarán tan repartidas que todos tendrán más tiempo para otras cosas.
No será solo la madre la que estará atenta a las cosas de casa, o el padre, sino que los hijos también formarán parte del ciclo de labores del hogar, facilitando un equitativo reparto del tiempo.

3.) Fortalece la autonomía y el autoestima, ya que al sentirse útiles y capaces se lo demuestran a ellos mismos; hay que ver la cara de satisfacción que ponen, cuando han logrado hacer algo por ellos mismos.

No se trata de que finjamos que ayudan, pero si debemos entender que dependiendo de la edad, esa ayuda inicial nos pueda significar en algunos casos un poco más de trabajo al inicio, o porque no, tener que repetirlo nosotros después, cuando ellos no lo noten, si es que es verdaderamente necesario. Pero lo importante es que vayan desarrollando el hábito y poco a poco lo irán haciendo mejor.


Algunas chiquitareas que pueden asumir nuestros hijos desde pequeños son:


De 1 a 3 años:

- Ayudar a recoger sus juguetes (con canción de por medio, aunque a veces cuesta que lo hagan).
- Limpiar el polvo con el plumero (esto les encanta, al inicio es como un juego)
- Dar de comer a las mascotas (esto además ayuda a sensibilizar con las labores e importancia del cuidado)
- Poner la mesa

De 4 a 6 años:

- Recoger las hojas del jardín (aparte de darles luego la oportunidad de tirarse sobre la montaña de hojas)
- Pasar la aspiradora
- Pasar la fregona (si se tiene paciencia, y no nos importa que las primeras veces hagan lodazal, es una actividad que les divierte mucho, y poco a poco van haciéndolo mejor)
- Limpiar y acondicionar "la casita" de las mascotas (ser responsables de parte de las mascotas, los ayuda a entender desde pequeños la importancia del cuidado)
- Tender la ropa (de la ropa interior y calcetines)

De 7 a 10 años:

- Todo lo anterior
- Ayudar en pequeñas reparaciones del hogar ( ayudar a cambiar una bombilla, a reponer baterías, a pintar, a desatascar tuberías, etc.)
- Recoger y mantener recogida su habitación
- Hacer la cama (por lo menos los fines de semana)

No se trata de que las chiquitareas se conviertan en motivo de pequebatallas, sino que poco a poco se vayan convirtiendo en hábitos, lo que no es bueno es forzarlos, sino más bien estimularlos para no dar la lata y que termine habiendo un "efecto rebote" y llegada la adolescencia no quieran saber nada de colaborar en casa.

Creo que el énfasis debe estar dado en el refuerzo positivo y en el hecho de que la casa es de todos y es muy lindo demostrar amor hacia nuestro hogar cuidando todos de él.


viernes, 6 de diciembre de 2013

Taller de manualidades: Preparando la Navidad

Estamos en época de Adviento, y por lo tanto, preparándonos para la Navidad. Así que en Caracol Miricol vamos a realizar unos preciosos Papá Noel para decorar nuestro árbol navideño o cualquier otro rincón de la casa.

Además, contaremos con nuestros bailes, canciones y juegos que siempre nos gustan y nos divierten.


Este próximo Sábado día 7 de diciembre, traed todo el espíritu de la Navidad a Caracol Miricol porque tenemos ganas de su alegría.

Os esperamos a todos de 17:30 a 19:00 h

Precio: 10€.

Paseo de Eduardo Dato, 5

Las 4 reglas de oro

Las 4 pautas que Mandela se aplicaba en su vida y válidas para todos nosotros: 

- Regla #1: Rompe las reglas cuando no estés de acuerdo con ellas.

- Regla # 2: No permitas que tus antecedentes, tu propia historia, te impidan alcanzar tus metas.

- Regla # 3: Cuida siempre de los que amas y de todos los demás.

- Regla # 4: Nunca te rindas.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Cómo afrontar una crisis económica en familia

Ante una situación económica difícil, la unión y comprensión familiar, son las mejores alternativas para sobrellevarlo.

La unión del matrimonio y la creación de un ambiente positivo, hará que los hijos asuman esta dificultad como un evento más de la vida que además de fortalecerlos, les permitirá aprender a afrontar situaciones similares en un futuro.

Lo más conveniente en estos casos es involucrar a los hijos y hacerles partícipes de la situación que vive la familia. Desde luego, no con un mensaje dramático sino esperanzador, “el niño comprenderá que la familia se encuentra ante una situación de necesidad y todos juntos van a hacer lo posible para que todo vaya mejor, y lo van a conseguir. Se le puede decir `no podemos tener esto, pero hay otras cosas importantes, porque fíjate tenemos esto otro´”, explica Celso Arango director de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón en un artículo del diario Abc.

El experto aconseja que “en la medida de sus capacidades, los padres cuenten con los niños y les comuniquen las cosas, porque tan solo el hecho de formar parte de la unidad familiar es para ellos muy importante”. Igualmente sucede con los hijos adolescentes, conviene tenerlos en cuenta e invitarles a que participen en algunas decisiones.

Lo anterior ayudará a propiciar un contexto de unión familiar que hará más llevadera esta dificultad. “En los estudios realizados en los últimos 30 años se ha comprobado que la mejor manera en que una familia realmente puede superar una crisis es básicamente manteniéndose unida y trabajando como equipo (…) Los adultos en el hogar deben enfocarse en mantener una relación positiva entre sí, sin importar si hay dinero o no lo hay.” indica la doctora Lenna Ontai, en un artículo de la Universidad de California.


Cada caso es único, las condiciones varían de familia a familia, sin embargo ante una crisis económica, hay varios sucesos que se pueden llegar a presentar:

1. Los antojos de los hijos: el deseo de tener más y más, muchas veces influenciados por sus amigos con mayores capacidades económicas o por la misma publicidad, será un reto que los padres deberán aprender a manejar. Es primordial enseñarles a los hijos a valorar lo que tienen, sin pretender tener lo que no está a su alcance.

2. Los hijos deben tomar parte de las decisiones familiares: cuando los hijos -en especial los adolescentes- se sienten apreciados y además se les consulta su opinión, son más propensos a conciencizarse de la situación por la que se atraviesa y además colaboran con mayor disposición. Hay algunas decisiones que papá y mamá deben tomar solos, pero hay otras que pueden contar con el consentimiento de los hijos.

3. No permitir que el ambiente familiar se vea afectado: no se le puede añadir un problema a otro problema: una crisis conyugal o un conflicto con los hijos, hará mucho más complejo el dilema económico. Ante dificultades como éstas, se debe conservar la unión y la tranquilidad, pues la angustia no deja ver el panorama contiguo y se perderán de vista las posibles salidas. Un ambiente familiar armonioso, ayudará a que el problema sea tratado con efectividad.

4. Las crisis son cíclicas: hoy estamos bien, mañana no sabremos, o viceversa. Como en la mayoría de los casos, los ciclos acompañan la vida, hay momentos buenos y otros no tan buenos, por eso tener presente que vendrán tiempos mejores, hará que la esperanza sea la que reine en lugar del desespero.

5. El presupuesto familiar: se presente crisis o no, el presupuesto familiar es una herramienta esencial que permite conocer la realidad de las finanzas del hogar. Llevar un presupuesto mensual, es una medida preventiva que invita al orden y al buen manejo del dinero. Asimismo, crear un ambiente de ahorro en la familia, donde los hijos reserven parte de sus pagas para diferentes propósitos, hará que tomen esta convicción como parte de su vida.

6. El matrimonio, más unido que nunca: las crisis económicas o en general todas las dificultades, permiten madurar, crecer y hasta pueden fortalecer el matrimonio. Eso depende de la actitud con que se tome la situación. Es importante estar muy unidos en los momentos de escasez material, apoyarse mutuamente y ser positivos para lograr superar la adversidad.

La leche en los niños

La leche es rica en vitamina A, C, riboflavina y niacina y contiene cantidades comparativamente grandes de calcio y proteínas. Además, la mayor parte de leches destruyen las bacterias nocivas del organismo y, si contienen Omega 3, reducen el colesterol en la sangre.

Los beneficios de estos productos para el crecimiento de los niños y bebés se concretan de la siguiente manera:

•El calcio contribuye a fortalecer los huesos y los dientes y previene la osteoporosis, que es la falta de densidad ósea. Si los huesos no son suficientemente duros y densos será más fácil sufrir fracturas en ellos. 

Igualmente, el calcio ayuda a regular la frecuencia cardíaca y reduce la tensión arterial. Finalmente, facilita la buena salud de los músculos, que se valen del calcio para realizar sus contracciones. Dos vasos de leche al día aportan un 75% de las cantidades de calcio recomendadas al día.


•Las distintas vitaminas impiden el desarrollo de gérmenes patógenos en los intestinos gracias al trabajo del ácido láctico, que transforma la lactosa en bacterias intestinales. Precisamente por este efecto fisiológico, la ingesta de leche no está indicada para las horas previas de un ejercicio físico intenso, ya que el ácido láctico limita el desarrollo de la fuerza muscular.

•Un vaso de leche aporta el 39% de la cantidad diaria recomendada de riboflavina (vitamina B2), un nutriente imprescindible para la integridad de la piel y, especialmente, para la córnea, por lo que tiene un gran peso en el mantenimiento y el desarrollo de una buena visión. Esta vitamina también desintoxica el organismo y contribuye a la producción de energía del organismo.

•Las proteínas son esenciales para el crecimiento porque ayudan en la formación de las defensas, las hormonas, los jugos digestivos y la regeneración de tejidos. La leche suele contener entre un 3 y un 5% de proteínas.

•Finalmente, el aporte de hidratación de la leche es notable, ya que está compuesta de ella en un 88%.

martes, 3 de diciembre de 2013

Palabras

Si queremos que nuestro hijo sea inteligente, contémosle historias.

Según un estudio de la Universidad de Stanford, hablar mucho a nuestro bebé se relaciona con un mejor desarrollo de su competencia lingüística.


Hay niños que sólo reciben 600 palabras al día y otros que escuchan 12.000.

¿Quién tiene más oportunidades de descifrar el lenguaje y de aprender vocabulario?

Felices desde el nacimiento



lunes, 2 de diciembre de 2013

La disciplina

Fomentar la disciplina en nuestros hijos no es una tarea sencilla, ya que a veces nos aferramos a seguir haciendo lo que no nos funciona.

El valor de la disciplina será la clave para tener éxito en todas las etapas de la vida. Se adquiere dotando a nuestra persona de:
- orden
responsabilidad 
eficacia y
- carácter

Una persona disciplinada manifiesta responsabilidad para organizar su tiempo y está pendiente de cumplir con lo propuesto. Su palabra es sinónimo de garantía y credibilidad. La disciplina es un entrenamiento que corrige y forma hábitos y reglas que nos ayudan a tener éxito en las actividades que realizamos. La disciplina nos ayuda a conseguir nuestras metas. 

Cuando se es disciplinado en las acciones cotidianas: con la familia, en el colegio y en el entorno social; no hace falta que alguien tenga que vigilarte, presionarte o controlarte. 


Promover la disciplina en nuestros hijos es una prioridad, ya que con esto logramos niños que:
- no vean el compromiso como una carga,
- no se molesten cuando se les pide algo y 
- desarrollen la capacidad de control para lograr sus deseos y metas.

El lograr establecer una disciplina efectiva requiere de estructura, firmeza, conocimiento, valores, sensibilidad y empatía entre otras cosas.

Se deben establecer reglas claras a nuestros hijos y fijar las consecuencias lógicas a cada uno de sus actos. Éstas son distintas para cada familia, según la estructura y valores de la misma.

La disciplina no consiste en regañar y castigar, por el contrario, el amor y el cariño generan respeto de los hijos hacia lo padres, lo que desarrolla un entorno familiar más saludable.

Educar no es fácil y a veces duele. Seamos disciplinados, inculquemos esa disciplina y lo serán nuestros hijos.