lunes, 14 de septiembre de 2015

Cómo gestionar las pataletas infantiles

Las pataletas o explosiones de rabia son muy comunes en niños de hasta 5 años de edad, aunque pueden mantenerse hasta que son mayores y suponen una verdadera pesadilla para los padres.

Pueden surgir en momentos estresantes para el niño, como el comienzo del curso escolar, o por detalles de los que ni siquiera hemos sido conscientes.

Generalmente, las pataletas o rabietas son una forma de llamar la atención. Los pequeños tratan de afianzar su individualidad y dictar sus propias normas, y reaccionan de este modo cuando hay algo que no es como ellos quieren. Es su modo de canalizar su frustración. Por eso, pueden suceder en cualquier momento y sin que nos lo esperemos: en público, en una situación cotidiana, cuando el niño está cansado, si se siente desplazado o ignorado.

Cuando razonar no sirve de nada.
En muchas ocasiones el motivo de una rabieta es insignificante, nunca ha supuesto un problema con anterioridad y la reacción parece desmesurada. Por eso, cuando se trata de solucionar problemas de conducta de este tipo, es decir, puntuales, el motivo que lo ha desencadenado no suele ser demasiado importante. A veces el propio niño es incapaz de explicar o expresar el porqué de su enfado, y mucho menos en el momento en el que está sucediendo la rabieta. Tratar de razonar no es efectivo y la reacción en estos casos tiene que ser diferente.


Decálogo para reaccionar ante las rabietas

Damos algunas claves para saber gestionar y evitar las rabietas que sucedan en el futuro. Los siguientes consejos son sencillos y efectivos y nos ayudarán no solo a controlar la situación cuando suceda, sino a resolver el problema a largo plazo:

1. Mantengamos la calma.
Si la tranquilidad es útil ante cualquier problema con nuestro hijo, ante una pataleta resulta imprescindible. Aunque cueste, tratemos de no alterarnos con los gritos, patadas o llantos, ya sea en casa o en un lugar público.

2. Actuemos como si no pasara nada.
La rabieta es una forma de llamar la atención y un arma que nuestro hijo utiliza para conseguir lo que quiere, ya sea de manera consciente o inconsciente. Por eso, ignorar su actitud es la herramienta adecuada para evitar el chantaje.

3. Llevémosle a un lugar más tranquilo.
Si tiene la rabieta en la calle o en un lugar público, lo mejor es que llevemos al niño a un espacio más tranquilo para que se calme. A veces, cambiar de lugar es suficiente para reducir el estrés o hacer que el niño olvide más rápidamente el motivo de su enfado.

4. Dejémoslo solo.
Lo recomendable es que, cuando nuestro hijo tenga una rabieta, tratemos de dejarlo solo, porque así no podrá utilizar su rabia para llamar nuestra atención. Nos aseguramos de que está en un lugar seguro y nos alejamos. Podemos vigilarlo a cierta distancia, pero intentando que no se dé cuenta de que le observamos.

5. Le hacemos ver que no sirve de nada.
Si la rabieta continúa en nuestra ausencia, podemos decirle que le atenderemos cuando se calme. Debemos hacerlo con una frase corta y comprensible, y, a continuación, siguiremos ignorando su actitud hasta que la pataleta cese. No insistamos ni le otorguemos más atención.

6. Mantengámonos firmes.
No cedamos ni le concedamos lo que quiere por cansancio, porque estaremos confirmándole que la rabieta funciona. Debemos aguantar hasta que se calme.

7. Escuchémosle solo cuando esté tranquilo.
Si el niño ya tiene edad de hablar, cuando se tranquilice podemos intentar averiguar lo que le ocurría. Así entenderá que expresar con palabras un problema es la forma de lidiar con la frustración o el enfado. No significa que debamos ceder a lo que pide si no es adecuado, pero sí debemos escucharle y explicarle por qué debe actuar de una manera u otra.
Ayudemos a nuestro hijo a conocer sus emociones y así sabrá canalizarlas mejor.

8. No le demos importancia.
Cuando el niño se relaje y por fin esté dispuesto a razonar, no insistamos en reñirle o castigarle. Simplemente, hay que animarle a pedir perdón y dejémosle claro que una actitud agresiva no le servirá para nada, ni ahora ni en el futuro. Esta es la única manera de evitar que las pataletas se conviertan en un recurso del niño para conseguir lo que quiera, ya sea nuestra atención, un juguete, hacer algo que le gusta o dejar de hacer algo que le disgusta.

9. Reafirmemos su arrepentimiento.
Si el niño se muestra arrepentido tras la pataleta, debemos apoyarle, perdonarle y olvidarnos del suceso.

10. La próxima vez, tratemos de prevenir.
Para evitar las rabietas antes de que sucedan, intentemos establecer límites antes de realizar una actividad. Por ejemplo, antes de ir de compras haz una lista y expliquémosle que solo compraremos lo que esté anotado. También es útil cerrar el rango de opciones, por ejemplo, al darle a elegir a qué quiere jugar, le ofrecemos dos o tres opciones para que decida entre ellas.

Fuente: Aulaplaneta

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Caracol Miricol te da las gracias por tu comentario.