lunes, 30 de diciembre de 2013

Quién dijo miedo

¿Cómo podemos ayudar a superar los miedos de nuestros niños?

a) El primer miedo que se manifiesta en el bebé es alrededor de los 9 meses. A esta edad, empieza a extrañar a sus adultos de referencia cuando no están cerca y no quiere abandonar los brazos de papá y de mamá para quedarse con otra persona, que aunque la haya visto antes, probablemente no la recuerde.

b) Hablar con personas desconocidas es un riesgo, que el niño debe aprender, pero evitando que aumenten sus miedos, transmitiéndole siempre confianza y seguridad. Enseñándole a ser precavido y a no aceptar objetos, caramelos o invitaciones de extraños.

Educación positiva:
Respetemos el miedo del niño y no le menospreciemos por tener miedo, diciéndole que es un miedoso... Elogiemos sus avances aunque sean mínimos y así le ayudaremos a ser cada día un poco más valiente. Para evitar que nuestro bebé manifieste un acusado miedo a la separación de nosotros, sus padres; desde los 6 meses fomentemos el contacto con familiares y otras personas, para que cuando llegue el momento esté familiarizado con otras personas.


1. Miedo a la separación

Generalmente, se focaliza en la figura de la madre y tiene lugar al inicio de la escuela infantil o del colegio o debido a un divorcio. Este miedo surge cuando el niño sufre al ser separado de las personas a las que está afectivamente unido, sobre todo, de su madre.

Con la verdad por delante. Informemos a nuestro hijo con naturalidad sobre lo que está pasando, le ayudará mucho a superar su miedo. Es mejor para él hablarle abiertamente de que papá o mamá vendrá el fin de semana para jugar con él o a recogerle a la salida del cole, con un lenguaje claro y sencillo, que él pueda entender, que mentirle o disfrazarle la realidad, que en ocasiones puede alimentar más sus miedos que transmitirle tranquilidad.

2. Miedo a los cambios

Los hábitos y las rutinas aportan seguridad a los niños y bebés y, por tanto, un cambio de casa, de colegio, de cultura, de país, de amigos.... puede convertirse en una pesadilla para el niño. Para evitar que los cambios produzcan miedo en el niño, hay que anticiparse y contarle qué va a ocurrir, de esta manera, el niño podrá prepararse psicológicamente para la nueva situación. Es importante que se le hable del nuevo cambio con optimismo y esperanza hacia una situación mejor.

Hemos de preparar a nuestro hijo para lo que vendrá. Para evitar que los cambios produzcan miedo en el niño.

3. Miedo a la oscuridad

Evitemos que el niño sufra experiencias negativas y repentinas, podemos colocar en su dormitorio una pequeña luz encendida o un piloto luminoso para que pueda ver y su habitación nunca esté a oscuras del todo. Uno de cada tres niños teme a la oscuridad.

Tengamos en cuenta que este miedo a la oscuridad puede surgir a partir una mala explicación de cuentos de monstruos, o a partir de pesadillas y situaciones imaginarias. Por este motivo, seleccionemos películas y programas infantiles adecuados a su edad y escojamos lecturas apropiadas.

4. Miedo a los truenos y a las tormentas

Las tormentas y el ruido de los truenos que, en muchas escenas de ficción, están asociadas a relatos de miedo pueden hacer crecer el miedo de los niños a estos fenómenos naturales.

Evitemos sobreproteger a nuestro hijo. Para acostumbrar al niño a los truenos y a las tormentas, acerquémosle desde pequeño a la ventana cuando llueva para que vea los truenos y  relámpagos como algo natural y normal relacionado con el mal tiempo. Le tendremos que explicar que se trata de un fenómeno natural pasajero, que no le hará ningún daño. Aprender a enfrentarse a los problemas desde pequeño, le convertirá en una persona independiente y con recursos propios para afrontar las complicaciones.

5. Miedo a los animales

La vida en las ciudades hace menos frecuente el contacto con animales, de manera que es normal que los animales, por desconocidos, causen miedo en los niños.

Mantengamos la calma en situaciones de estrés. Evitemos transmitirle el miedo a nuestro hijo o que nos vean estresados o temerosos ante la presencia de un animal. Conviene familiarizar a los niños con los animales desde que son pequeños. Enseñarles a respetarles y a cuidarles es fundamental para alejar su miedo. No obstante, y siempre con naturalidad, debemos advertir al niño del peligro que puede correr si se acerca a un animal desconocido. En este caso, siempre conviene guardar la distancia.

6. Miedos escolares

Son muchos los miedos que giran en torno al colegio. En los niños más pequeños es común la ansiedad anticipatoria o el miedo en los momentos previos a la llegada al colegio y en los niños más mayores aparecen otros como el miedo al fracaso escolar y al castigo, el miedo social ante actividades que deben realizarse en público como leer, exponer un trabajo... y el miedo al malestar físico.

Fomentemos la resolución de problemas por parte del niño. Debido a que los niños pasan la mayor parte de su tiempo en el colegio ayudarles a construir una sólida autoestima, que les proporcione seguridad en sí mismos, es lo más recomendable que podemos hacer los padres. Evitando que siempre recurra a nosotros para obtener una solución, porque estaremos impidiendo que desarrolle su autonomía e independencia.

7. Miedos nocturnos

La mayoría de los miedos nocturnos están relacionados con otros miedos; como por ejemplo el miedo a la oscuridad, a la soledad, a la separación, a los sueños y pesadillas... Cuando el problema reside en la dificultad del niño para dormirse sólo conviene encontrar la causa real de su miedo para desmontarlo poco a poco.

Restemos importancia a los miedos y temores de nuestro hijo. En ocasiones, conviene desdramatizar para desmontar el miedo del niño. Conviene recordar al niño que sus miedos son normales y que forman parte de su desarrollo.

8. Miedo al daño físico

Saltar de un trampolín, ir a demasiada velocidad en la bicicleta... puede suponer un riesgo para la integridad física de los niños. Algunos pueden dejar incluso de hacer algunas actividades deportivas por miedo al daño y al dolor debido a las faltas personales o entradas en el terreno de juego.

Potenciemos la valentía del niño. Animándole a realizar el deporte o la actividad física que le gusta, para que se vaya enfrentando poco a poco a situaciones que le provocan temor. Subraya sus comportamientos valerosos.

9. Miedo a la muerte

Una experiencia negativa en torno a la pérdida de un ser querido puede desencadenar el miedo a la muerte en el niño, por no saber qué nos espera más allá de la vida.

Disimulemos nuestros temores. Muchas personas prefieren no pensar en este tema, pero recordemos que los niños aprenden por imitación y nuestro hijo podría desarrollar fobias sólo porque las tenemos nosotros.

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