miércoles, 27 de febrero de 2013

La anciana de los huevos

Ni el chocolate, ni los caramelos, ni los pasteles... Érase una vez una abuela cuyo plato favorito eran los huevos. Le encantaban. No quería comer otra cosa. Le daba igual fritos, cocidos, revueltos o en tortilla: siempre que podía, se comía uno.

Pero resulta que la tienda de huevos estaba muy lejos de su casa, y la anciana ya no tenía fuerzas para caminar esa distancia todos los días. Entonces se puso a pensar. Había oído que los huevos los ponían las gallinas, así que, con mucho esfuerzo, ahorró hasta comprarse una.


La abuela estaba encantada, ya que cada mañana su gallina ponía un hermoso huevo. Pero también estaba muy sorprendida: nunca antes había visto una gallina, así que pensó que el animal guardaba los huevos en su interior.

Hasta que llegó un día en que un huevo no era suficiente para la abuela. La mujer intentó hablar con la gallina. Le explicó que esa mañana le apetecían más huevos y que tenía que poner por lo menos dos o tres. Pero claro, el animal no entendía... Cegada por la avaricia, la anciana cogió un cuchillo y abrió a la pobre gallina, esperando encontrar toda una reserva de huevos. Por supuesto, ahí dentro no había nada. La abuela se había quedado sin huevos y sin gallina. De esta manera, comprendió que cada cosa tiene su ritmo y que no tiene sentido precipitarse.

(Cuento tradicional del Himalaya)

1 comentario:

  1. Es una historia con mucho mensaje, a veces la avaricia ciega a la paciencia. ^.^ Besitos

    ResponderEliminar

Caracol Miricol te da las gracias por tu comentario.